Página 12 / Miércoles, 23 de mayo de 2012
Diálogo con Ramiro Rodríguez y Ezequiel Leiva,
investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba; Por Leonardo Moledo (Desde
Córdoba)
En busca de energías alternativas a los hidrocarburos, un
proyecto de investigación de la Universidad de Córdoba intenta producir
combustible sustentable a partir de hidrógeno y la energía de vientos locales.
–Bueno, ustedes están trabajando
en un proyecto conjunto...
Ramiro Rodríguez: –Sí, un
proyecto que se basa en la producción de hidrógeno con el fin de producir un
combustible sustentable.
–¿Qué quiere decir “sustentable”?
R. R.: –La idea es que su
disponibilidad sea garantizada tanto en cuanto a la accesibilidad como al uso
en gran escala, y por otro lado que el impacto ambiental sea limitado.
Ezequiel Leiva: –El proyecto que
estamos desarrollando se inicia hace unos cinco años, y se llama algo así como
“Factibilidad técnica, económica y ambiental de la producción de hidrógeno en
la provincia de Córdoba a partir de energía eólica, a partir de mediciones de
campo”. Lo que hicimos nosotros fue colocar instrumentos de medición en
distintas partes de Córdoba para medir el viento. En Chubut hay un Centro
Regional de Energía Eólica, en el que se ha hecho un mapa teórico de la
disponibilidad de recursos eólicos en la Argentina. Este mapa apareció cuando
nosotros ya estábamos trabajando en el proyecto, y nos facilitó bastante las
cosas. Ahora hemos colocado una torre en el sur de Córdoba y otro instrumento
de medida en un lugar que se llama Las Vertientes.
–¿Y además de mediciones?
E. L.: –Hicimos una medición de
la disponibilidad de energía eólica para la producción de hidrógeno. Eso
implica una serie de cosas, como evaluar el recurso eólico que hay en un
determinado lugar. La provincia de Córdoba se divide en distintos
departamentos, y nosotros hicimos una estimación de la cantidad de energía que
habría en cada uno de ellos para producir hidrógeno.
–¿Pensado como combustible?
R. R.: –Sí. Por un lado,
entonces, hicimos la evaluación teórica y por el otro lado hicimos medidas con
las cuales validamos esa evaluación. A partir de eso determinamos que el
transporte automotor de Córdoba se podría sostener totalmente a partir de
hidrógeno producido gracias a la energía eólica.
E. L.: –Tiene los recursos
suficientes para ello. Y estamos hablando de todo el transporte automotor. Por
ejemplo, en Río Cuarto, uno de los lugares con mayores recursos eólicos, podría
generarse hasta diez veces la cantidad de hidrógeno que hace falta para el
transporte que ahora se realiza mediante combustible, si se pusieran
suficientes generadores. La potencialidad está.
R. R.: –Bueno, la otra parte del
proyecto es montar, en el Instituto Interuniversitario Aeronáutico, un
generador eólico que vamos a conectar a un electrolizador. La idea es
transformar la energía eléctrica en energía química para poder almacenarla.
–Claro, el problema es que la
energía eólica no se puede almacenar.
E. L.: –Exacto.
–¿Cómo funciona el hidrógeno?
R. R.: –Hay varias posibilidades.
La más trivial es usarlo por combustión: uno podría quemarlo e incluso calentar
el hogar sin tener peligro de intoxicación.
–Otra forma es por fusión... y
para eso faltan siempre quince años.
E. L.: –Sí. La otra forma es en
un motor a explosión. Se puede modificar el motor de un auto, básicamente la
inyección, para que funcione a hidrógeno. En principio, uno no puede mezclar
los gases antes, tiene que inyectar directamente el hidrógeno al cilindro para
evitar problemas de explosión. Sin embargo, hay una posibilidad que se llama
GNC Plus, en la cual uno podría mezclar el hidrógeno con gas natural y eso
podría usarse bien en un motor convencional, como para estirar el gas natural.
Todavía es necesario estudiar algunas cosas, pero ya hay motores de explosión
que andan a hidrógeno y andan bien. Es una tecnología que existe.
–¿Y qué es lo que sigue?
R. R.: –Lo que sigue son las
celdas de combustible, o pilas de combustible. Son lo opuesto al
electrolizador: en la celda de combustible tenemos hidrógeno y oxígeno, que
producen agua en una reacción muy exoergónica. Pero esa energía uno la
aprovecha electroquímicamente, no la transforma en calor.
–¿Cómo es eso?
R. R.: –El truco es poner en una
de las celdas el hidrógeno que pierde electrones, y por otro lado el oxígeno
que gana electrones. En lugar de ponerlos en contacto de manera inmediata, uno
los hace pasar por un circuito, y es ahí donde se genera la corriente
eléctrica. Que es como funciona una batería también.
E. L.: –Hay un electrolito (es decir,
una membrana capaz de conducir el protón). Cuando al hidrógeno le saco los
electrones, me queda un protón. Ese protón tiene que caminar y encontrarse con
el oxígeno, que se reduce para formar agua.
–¿Cómo va el protón hasta el
oxígeno?
E. L.: –Mediante membranas, que
son membranas de tipo ácido. Cuando llega a donde está el oxígeno, forma agua.
Jugando un poco con las ecuaciones y viendo un poco de termodinámica, uno
encuentra que la eficiencia de estos dispositivos es mucho más alta que un
motor a combustión interna: puede ser superior al 60 por ciento.
–¿Y en qué estado están esas
cosas?
R. R.: –Esto tiene una serie de
problemas, obviamente.
–¿Por ejemplo, cuáles?
R. R.: –Primero: el hidrógeno
tiene poca densidad de energía. Si yo en un tubo de GNC cargo hidrógeno a la
misma presión, tengo un tercio de la cantidad de energía. Es decir: si en un
auto a GNC ando a 120
kilómetros , poniendo hidrógeno en el mismo recipiente
voy a poder ir a 40. ¿Qué se hace para eso? Una de las posibilidades es
comprimir más, el triple. Pero para eso hay que mejorar la calidad del
material. Lo que pasa es que con estos temas de nuevas tecnologías hay que ser
muy cuidadoso, no puede ocurrir ni un solo accidente. Porque a la primera que
pase algo grave, la tecnología se descarta. Otra solución es buscar materiales
que almacenen hidrógeno. El problema de esto es el costo.
E. L.: –La pregunta suya apunta a
saber por qué estas cosas no se implementan. A mí me parece que ahora la mejor
respuesta es que es más barato gastar petróleo que ganar energía. Si yo tengo
que hacer una salsa de tomate, es mucho más fácil ir a la despensa y agarrar
una lata de tomate que ponerme a sembrar y cosechar tomates. Pero la diferencia
es que las latas de tomate se van a acabar, mientras que el tomate es lo
sustentable. Es lo mismo que pasa con las energías. En ese sentido, la
comparación entre el hidrógeno y el petróleo no es justa.
R. R.: –El tema con el hidrógeno
es que es una de las formas más fáciles de almacenar químicamente. Es una
reacción muy simple.
–¿Cuál es la reacción de
producción de hidrógeno?
R. R.: –Está el protón, viene el
electrón y listo. La reacción es muy simple. Hay otros compuestos, por ejemplo
derivados del azufre, que también tienen mucha energía, pero es muy caro
sintetizarlos. En el hidrógeno es realmente muy simple, por eso creo que es una
de las opciones más fáciles que podemos tener.
E. L.: –Y además el hidrógeno se
saca del agua y no de los hidrocarburos. En ese caso se cumpliría el sueño de
Verne: uno saca el hidrógeno del agua, lo combina con oxígeno y vuelve a
obtener agua.
–¿Y la energía de dónde salió?
R. R.: –Del viento, o del sol.
E. L.: –Seguimos ordeñando el
sol.
R. R.: –Y es una fuente que nos
va a durar mucho tiempo.
–¿Qué más?
R. R.: –Volviendo al tema del
almacenamiento, hay gente que está estudiando cuáles son los mejores materiales
para almacenar el hidrógeno. Hay algunos materiales que son capaces de “chupar”
el hidrógeno como una esponja y luego ir liberándolo a una presión razonable.
Es toda una rama de la investigación que se está desarrollando ahora. El
problema es que los materiales buenos son caros, y los que no son caros no son
rápidos en la liberación del hidrógeno. La otra forma es usar hidrógeno líquido
a unos 270 grados bajo cero. Hay mucho gasto de energía para enfriar ahí, y eso
es un problema. Nosotros estamos estudiando materiales a base de carbono,
porque sería deseable encontrar algún material que sea barato. Ese es el tema
que estamos investigando ahora. Pero es muy difícil.
–¿Y cuándo va a haber un auto de
esos?
E. L.: –¿En la Argentina o en el
mundo? Porque las primeras marcas del mundo ya tienen su auto a hidrógeno. Lo
que pasa es que también hace falta la infraestructura para cargar los autos a
hidrógeno. Ya hay algunas estaciones de servicio en el mundo así; incluso hay
una en Santa Cruz. El problema es que todo el mundo quiere emular las ventajas
que tiene el petróleo, y eso es muy difícil. Es difícil lograr emular lo que a
la naturaleza le llevó varios millones de años.