miércoles, 17 de noviembre de 2010

Hallazgo en la Antártida: Una bacteria que fabrica plástico

LA NACION, Lunes 15 de noviembre de 2010 / por Susana Gallardo

Produce un polímero biodegradable que le permite subsistir en temperaturas extremas y sin nutrientes

Fue hallada en la Antártida, en una laguna que se mantiene congelada la mayor parte del año. Fue bautizada como Pseudomonas extremaustralis y, si bien su crecimiento óptimo se produce a los 28°C, se las arregla muy bien por debajo de cero grado. Es una bacteria imbatible: resiste el frío y la radiación ultravioleta, así como la escasez de nutrientes, y para enfrentar esas duras condiciones ambientales produce una sustancia de reserva que resulta de sumo interés: el polihidroxibutirato (PHB), un polímero con el cual se puede fabricar plástico biodegradable.

"Buscábamos en estos ambientes extremos porque pensábamos que allí habría organismos que produjeran polímeros con propiedades interesantes", señala la doctora Nancy López, investigadora del Departamento de Química Biológica de la FCEyN, que publicó el hallazgo en Current Microbiology . Cabe aclarar que esta bacteria no es patógena para el hombre, a diferencia de su pariente, la Pseudomonas aeruginosa, un bacilo oportunista que infecta, sobre todo, el tracto pulmonar en seres humanos y causa neumonías.

López relata: "Para nuestra sorpresa, encontramos que la P. extremaustralis producía una alta cantidad del polímero, más del 80% del peso seco, que es muy alta en una especie de pseudomonas que normalmente produce 40%, y además un tipo de polímero que no es habitual en este microorganismo". El producto en cuestión es una sustancia de reserva que las bacterias fabrican y la utilizan cuando la necesitan, porque las ayuda a sobrellevar el estrés ambiental.

Un objetivo de los investigadores era identificar los genes responsables de la producción del polímero. Finalmente, pudieron determinar que la bacteria posee un mosaico de genes de distinto origen y que probablemente los haya adquirido por transferencia de otros microorganismos. "Pensamos que esos genes se mantuvieron en esta cepa porque constituían una ventaja en ese ambiente tan adverso", comenta.

Lo cierto es que esta bacteria parece indestructible. "Cuando la trajimos a Buenos Aires, y todavía no la habíamos identificado con precisión, pensamos que formaría esporas y la calentamos a 80°C para extraer las esporas. La sorpresa fue que aguantó esa alta temperatura", dice López, en cuyo equipo se desempeñan los licenciados Nicolás Ayub, Paula Tribelli, Mariela Catone y Carla Di Martino, además de la doctora Laura Raiger Iustman.

La poderosa bacteria fue sometida a pruebas de resistencia al frío y al congelamiento. El equipo observó que si mutaban el gen responsable de la producción del polímero, la bacteria no era capaz de crecer en el frío porque no soportaba el estrés oxidativo: no podía hacerle frente al aumento de moléculas de oxígeno reactivo que se producen por los cambios metabólicos frente a las duras condiciones del entorno.

Ante una situación de estrés por el frío, esos cambios en el metabolismo de la célula bacteriana dan lugar a moléculas reactivas de oxígeno (superóxidos y peróxidos, como el agua oxigenada) que dañan las macromoléculas, como el ADN. La bacteria con el gen mutado no pudo defenderse de esa agresión porque no alcanzaba a fabricar las enzimas para la detoxificación.

"Ante el frío extremo, la bacteria degrada sus reservas del polímero y los materiales de esa degradación le sirven para contrarrestar el estrés oxidativo causado por el frío", afirma López, que publicó este resultado en la revista Extremophiles, dedicada a los estudios sobre microorganismos capaces de sobrevivir en condiciones extremas y que, por eso, se denominan extremófilos.

Ahora bien, la propuesta no es que la P. extremaustralis se ponga a fabricar plástico. La idea es tomar los genes responsables de esa producción e insertarlos en otra bacteria, la Escherichia coli , que es más fácil de cultivar. Además, los investigadores quieren utilizar la alta capacidad de supervivencia y resistencia al estrés de la bacteria para otras aplicaciones biotecnológicas, como la biorremediación.

Llegó el primer auto eléctrico de alta gama

InfoBAE, 17 de Noviembre de 2010

Es el fruto del proyecto Racing Green Endurance, un gran avance en materia de desarrollo sustentable. Ayer finalizó en Ushuaia una travesía de 26 mil kilómetros que abarcó 14 países a lo largo de 4 meses

El automóvil ecológico SRzero concluyó ayer a las 16:30 una travesía de 26 kilómetros cuando arribó a la Plaza Cívica de Ushuaia. La ciudad del fin del mundo era el destino final del recorrido que comenzó en Fairbanks (Alaska) el 4 de julio pasado.

El auto, que se desplazó a lo largo de 14 países, a un promedio de 290 km recorridos por día durante 4 meses, es el sueño hecho realidad de un grupo de estudiantes y graduados de la Universidad del Imperial College de Londres de las carreras de Ingeniera Mecánica, Ingeniera Eléctrica y Energías Sustentables del Futuro.

El proyecto Racing Green Endurance, que tenía como meta la mentada travesía, involucró a 11 personas. Pero arribaron a Ushuaia sólo 5 de ellos : Andy Hadland (Inglaterra); Alex Schey (Holanda) y los alemanes, Toby Schulz, Nile Saver y Clemens Lorf.

Los universitarios transformaron uno de los vehículos alimentados por nafta más veloces del mundo en un modelo eléctrico de alta performance, que puede alcanzar velocidades de hasta 200 km por hora.

El vehículo tiene más de 400 hp, cuenta con dos motores eléctricos en la parte trasera que transforman la energía eléctrica en movimiento mecánico y duplican la cantidad de potencia disponible. Además, tiene pilas de fosfato de litio-hierro con una capacidad total de 56 kWh que suministran la potencia requerida.

“Creemos que los vehículos eléctricos tienen una capacidad mucho mayor de lo que la mayoría de las personas supone. Al fabricar y presentar exitosamente un vehículo de cero emisiones con este tipo de alcance, tenemos la esperanza de cambiar esas percepciones” expresó Alex Schey, gerente del proyecto, al arribar a la capital fueguina.

Los dueños del atractivo que movilizó a toda la ciudad visitaron escuelas locales, e interactuaron con los alumnos que celebraron junto a ellos el exitoso final de la aventura.

Tras explayarse sobre los detalles de la experiencia, expresaron: “nunca dejen que alguien les diga que sus sueños son imposibles. Nosotros durante los dos años que trabajamos en el proyecto nos cruzamos con muchas personas que nos dijeron que no íbamos a poder lograrlo, pero hoy después de 26.000 km les demostramos que nada es imposible”.